17/11/11

Suicidio

Hace más de tres años que la frase: “Me quiero morir”, empezó a estar en su vocabulario. La gente dice que cuando una persona quiere morirse, lo consigue y si se quiere suicidar nunca lo anuncia.

Ha habido una evolución en su mente que ha ido perfilando y concretando su deseada marcha. Desde: “me tiraría del balcón de 4 pisos si supiera seguro que ahí se terminaría todo, pero ¿y si solo me lastimo, quedo en coma y me tienes que cuidar durante años y años y el dinero se termina?” Hace dos meses puso fecha y no quiso decir como actuaria.

He vivido una maduración y serenidad en su decisión. Hace 15 días, en dos ocasiones “actuó”. El resultado no fue el esperado para sus deseos i/o fines.

Después de consultar con expertos, en depresiones y demencias seniles, he comprendido que no hacia chantaje emocional para llamar la atención, lo que hacia era querer demostrar un gran amor hacia mí persona por la dedicación, el esfuerzo económico y la carga emocional que ella cree que es para mí.

Hoy lo veo como un acto de amor.

Ella está llena de recuerdos, recuerdos de mal vivir antes, durante y después de la guerra civil.

A los 6 años la ingresaron en la Casa de la Caridad, a los 10 años era sirvienta en casa de un guardia civil,… a los 24 se casó con el payés de la casa de los señoritos donde ella era la cocinera. Compartió techo y sirvió a sus suegros, los cuidó hasta la muerte, después cuidó de su madre, de su hermano enfermo, de su cuñado avaro, de su marido enfermo y como una espina en el corazón tiene que no le dejaron cuidar de su hijo en los últimos meses de vida. Era la única de su generación en el árbol familiar. Deseó la muerte porqué decía: “No tengo ya a quien cuidar”.

Han sido necesarios tres años y medio para darse cuenta que ya la cuido yo, que su hija también sabe cuidar.
Le ha sido difícil pasar de cuidadora a ser cuidada.

Hoy con 90 años, de los tres hijos que parió, solo estamos dos. Tiene 9 nietos y 11 bisnietos.

Ese tajo de melón ha quedado deformado pero dulce y cariñoso.

Es mi madre…. LA AMO.

1/11/11

Los amantes

Mediodía de otoño. Te esperaba para hacer el aperitivo.

El mar danzaba apaciblemente.

Te vi llegar. Mi corazón empezó a latir.

Mi sexo se humedeció. Las olas se encresparon.

El dorso de tu mano acarició disimuladamente la mía.

Sin control, pero con el máximo placer, mi cuerpo tembló y tembló y tembló.

Mi sexo explotó.

Me miraste a los ojos. Te brillaban de deseo.

Llegó un poco de calma.

Eso es lo que tiene el amor prohibido.